sábado, 5 de junio de 2010

Taoísmo

(…) Dada la índole de nuestra obra no nos compete debatir el problema de los orígenes y desenvolvimiento del taoísmo como una de las tres grandes religiones chinas –junto con el budismo y el confucionismo-.(…) El término ´tao´, central en el taoísmo y en otras especulaciones filosóficas y religiosas chinas, significa originariamente ´camino´. De esa significación se pasa con frecuencia a la de ´camino del hombre´, es decir, conducta humana. En el Tao Te King el Tao es, sin embargo, algo más que esto: constituye un principio cuyo nombre es ignorado pero se le llama Tao. Se trata, según Wieger, de un principio más material que espiritual, de un principio fatal y no inteligente, inmóvil y no moviente. Sin embargo, hay que advertir que tales características representan en muchos casos una inadmisible aplicación de categorías extraídas del pensamiento occidental al pensamiento oriental. En rigor, el Tao que todo lo abarca no puede ser considerado como una “cosa”, aunque siendo lo que ha producido el universo pueda ser también llamado, en cierto modo, cosa. El Tao parece ser a la vez el ser y el no ser: el no ser se refiere a la esencia, y el ser a la función. De este Tao deriva su propia virtud, pei, la cual actúa de dos modos alternativos: el yin y el yang, engendrando el cielo, la tierra y, entre ellos, el aire. ´´En el Tao Te King se indica que el Tao ha existido antes de los tiempos y que solamente ha podido ser llamado Tao una vez surgidos el cielo y la tierra. Por lo tanto, algo puede decirse con toda firmeza del Tao: que no se trata del tao (camino) habitual.(Tomado de: FERRATER MORA, José “Diccionario de Filosofía”)
El Taoísmo, palabra derivada de un carácter del idioma chino qu se lee Tao o Dao (Romanización en Pinyin). Este término, a menudo suele ser interpretado como “vía” o “camino”, pero más bien podría entenderse como “intuición, sensibilidad, espontaneidad, vida” o de manera más abstracta como “sentido”.Las tres virtudes fundamentales del taoísmo: paz, tranquilidad y silencio.

El libro del senderoEl Tao-Te-King o Daodejing es el libro de la virtud del Tao, o sea del Sendero y de la Línea Recta. Tao es una palabra de múltiple traducción. Algunas versiones la transcriben como “Sentido”, otras como “Principio Supremo”; es decir, la sola comprensión de la palabra implica ya zambullirse en el océano de la enseñanza tradicional china. Lao Tse llama Tao al Ser Supremo, su ideograma es el mismo que el del “camino” compuesto por dos ideogramas sencillos: uno que significa cabeza y otro marchar (ir conscientemente).El libro del Tao se atribuye al sabio Lao-Tse, quien vivió en el siglo cuarto antes de nuestra era en la China sur. El taoísmo es una religión profunda, y quienes la practican prefieren calificarse sólo como seguidores de Lao-Tse, cuya doctrina reposa sobre una base completamente metafísica que proporciona respuestas y mensajes para iluminar el camino a sus seguidores. El texto en referencia es un breve tratado compuesto por cinco mil ideogramas, que fue dejado por su autor cuando partió en dirección al Oeste.Aunque parecería que la filosofía espiritual y ética de Lao-Tse difieren del confucianismo; en realidad, ambas tienen un origen similar en sus bases tales como la concepción de un universo organizado, en el que fluyen ritmos armónicos y a los cuales los seres humanos deben ajustarse. El confucianismo (fundado en las enseñanzas de Kung-Fu-Tse o Confucio), centra su doctrina más en las relaciones sociales, mientras que el taoísmo “hace un fuerte énfasis en la sabiduría individual que sólo se adquiere mediante experiencias noracionales y que no se puede transmitir con palabras” (García, 2006: 219).Se dice que Lao-Tse y Kung-Fu-Tse tuvieron una entrevista en el pueblo de LoYang, cuando este último tenía treinta y tres años, y el primero, cerca de noventa. La leyenda dice que en ese momento se “oscureció el sol”, razón por la que se especula que este encuentro se produjo durante el eclipse solar del año 518 a.C.Lao-Tse nació por el año 604 a.C., pero no hay bases sólidas para aseverar conexactitud esa fecha, ni siquiera de su auténtico nombre, pues Lao-Tse significa “anciano maestro”, que sin duda tiene más relación con un título honorífico dado seguramente por sus discípulos. Tampoco existe veracidad de datos relativos a su muerte, aunque sus seguidores afirman que en el poniente de su vida se retiró a un lugar apartado para dedicarse a la meditación. Los discípulos de este personaje, medio real, medio misterioso lo consideran “maestro de maestros” quien ha revelado el orden natural del universo llamado Tao, que es el “camino verdadero”, que el lenguaje normal no puede contener semejantes contenidos, por ello se apoyan en las imágenes, las metáforas, los acertijos y las paradojas, tan características del pensamiento oriental.Entre los principios expresados en el Tao-Te-King se encuentra el silencio y la quietud, pues para alcanzar la armonía con los principios del cosmos -el masculino conocido como yang y el femenino como yin- consiste en fluir como el agua a través de la no-acción, conocida como wu we, equivalente al laissez faire francés; así se engranaría el ser humano con el movimiento natural del universo: “sin hacer nada se hace todo”. Otra de las máximas más conocidas se refiere al conocimiento verdadero, que no es posible expresarlo con palabras: “El que sabe no habla; el que habla no sabe (...) El exceso de palabras agota lainteligencia. Es mejor aferrarse a lo esencial”. (Ibidem).Lo que busca el taoísmo es en cierta medida la suavidad del espíritu a través del camino de la no-acción, un principio por demás extraño para la mente occidental, que implica abandono, ausencia de deseo y orgullo. Por tanto, para conocer el Tao es mejor en la soledad, el silencio y con una interrelación con la naturaleza: allí reside la virtud y la verdadera sabiduría.Para algunos orientalistas la influencia taoísta se hace también evidente en el budismo ch’an o zen, particularmente en los temas relacionados con la meditación y en las críticas al aprendizaje utilizando la razón como recurso exclusivo.Los principios del yinn y del yang ya existían en el pensamiento chino ancestral, y el taoísmo posteriormente lo asimiló sin mayor problema. El principio femenino se asocia con el arquetipo de la madre, la luna, lo oscuro, la noche, la tierra; el principio masculino con el padre, el sol, el día, el cielo. Estos principios no existen separados, ni puros en la naturaleza, que debe permanecer en completa armonía.El primero de los 81 capítulos del libro del Tao-Te-King, de gran influencia en el espíritu chino, es el más ilustrativo para el lector, y dice así:El Tao que puede ser expresado, no es el Tao perpetuo.El nombre, que puede ser nombrado, no es el nombre perpetuo.Sin nombre, es Principio del Cielo y de la Tierra, y con nombre, la Madre de los diez mil seres.El que habitualmente carece de concupiscencia ve su maravilla. El habitualmente codicioso no ve más que sus últimos reflejos.Estos dos brotan juntos, pero traen nombres distintos. Ambos, igualmente, son misterio sobre misterio y puerta de todas las maravillas.Existen varios pensadores chinos posteriores que fueron muy influenciados por el taoísmo, como Chuang Tse, cuyos escritos en forma de paradojas han inspirado a miles de intelectuales en Occidente, como al mismo Octavio Paz, que ha editado una versión comentada de uno de sus tratados.Otro ejemplo es el de Huanchu Daoren, erudito chino del siglo XVII que escribió una erie de meditaciones basadas en la enseñanza taoísta, cuyo texto se conoce como “El etorno a los Orígenes”, y que fuera dado a conocer en Occidente por Thomas Clearly, autoridad mundial en doctrinas y lenguas orientales. El texto es en realidad una colección de historias sobre hechos extraordinarios, que advierten sobre los secretos de la serenidad y la sabiduría para un mundo lleno de cambios. Sus palabras son preciosas joyas para el aprendizaje del modo de vida taoísta: “Se consideran personas puras de corazón las que no se acercan al poder y a la fama; pero quienes pueden estar cerca sin verse afectadas son las más puras de todas” (Daoren, 1993: 14).

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