sábado, 5 de junio de 2010

Filosofía : texto 02 10

Selección de Lecturas para FILOSOFÍA – Grupos: 6

ºBolilla 1: “Metafísica” (Generalidades) - Texto 02/10

A. CUVILLIER – “Metafísica”


A) Su Objeto: 1) La “filosofía primera” de Aristóteles.

2) Concepción tradicional de la metafísica.

B) Sus divisiones.

II. EL PROBLEMA CRÍTICO.

A) El positivismo y la metafísica: 1) El estado metafísico.

2) Discusión.

B) El criticismo kantiano: problema del valor del conocimiento; ¿es posible la metafísica?


I. LA METAFÍSICA PRE-CRÍTICA U ONTOLÓGICA

A) Su objeto

Sábese ya cómo fueron diferenciándose poco a poco la ciencia y la filosofía, al principio mezcladas. Además de los estudios normativos, como la lógica y la moral, existe un orden de problemas que desde la Antigüedad comenzó a distinguirse del de los problemas exactos y especiales de la ciencia, constituido por los muy vastos problemas de la “filosofía general”. En Aristóteles puede hallarse la primera indicación explícita de esta distinción.

1) LA “FILOSOFÍA PRIMERA” DE ARISTÓTELES. –Aristóteles aún emplea la voz filosofía no sólo en singular, para designar de modo general todo saber desinteresado sino que también (Metafísica, 1026 a 18) en plural, las filosofías, para designar las distintas ciencias. Con todo, entre esas “filosofías” especiales, distingue ya lo que denomina “filosofía primera”, prote filosofía (ibid, 24 y 30), que más tarde se llamará metafísica.

a) Cada una de las otras “filosofías”, observa, estudia un objeto particular, una especie de ser, así la matemática es la ciencia de la cantidad; la “física”, la ciencia de la “naturaleza”, es decir, “de este género del ser que lleva en sí el principio de su movimiento”. Sólo la filosofía primera estudia “el ser absoluto”, to on aplós (ib., 1025 b 7), “el ser en cuanto tal”, to on é on (ib., 1005 a 2).

b) En consecuencia penetra más profundamente en el conocimiento de las causas que las otras ramas del saber. Alcanza a “las causas primeras y a los principios”, perí ta prota aitía kai tás archás (ib., 981 b 27 ; cfr. 982 b 9), vale decir, a aquellas que se bastan a sí mismas, que no son efectos de otras, y a las proposiciones de donde fluyen todas las demás.

c) Mas para Aristóteles la causalidad no se agota en la pura “eficiencia”, en la causalidad mecánica. La causa de un ser y, más que otra alguna, la causa primera, el primer motor inmóvil del cual depende todo cambio, es una causa final hacia la que tiende todo lo que existe. De tal modo que la filosofía primera es mucho más la búsqueda de los fines últimos de las cosas, que la de sus ”orígenes” en el moderno sentido del vocablo.

2) CONCEPCIÓN TRADICIONAL DE LA METAFÍSICA. –Definiendo de esta suerte la “filosofía primera”, Aristóteles se halla con que ha definido también, aunque sin emplear la palabra él mismo, la concepción tradicional de la metafísica (1). ONTOLOGÍA (2), vale decir,

(1) – Fue el filósofo peripatético Andrónico de Rodas, quien, en la edición de las obras de su maestro, que hizo hacia

el año 79 antes de Jesucristo, designó por primera vez con la expresión metá tá fusiká biblia los libros de Aristóteles que trataban de la filosofía primera porque en su clasificación iban “después (metá) de los libros de física”. Por una especie de contrasentido sobre la preposición metá que significa a un tiempo después y más allá de, se tomó la costumbre de designar por metafísica las especulaciones que superan a las ciencias de la naturaleza. Es singularmente en esta acepción que los escolásticos entienden siempre el vocablo metafísica”.

(2) De igual modo que la voz metafísica, esta no es de Aristóteles, ni parece remontarse más allá del siglo XVII. conocimiento del SER EN SÍ, DE LA REALIDAD ABSOLUTA; búsqueda de las CAUSAS PRIMERAS; DE LAS CAUSAS FINALES: tal ha sido efectivamente, según la concepción tradicional, el triple objeto de la filosofía identificada con la metafísica; y los propios metafísicos contemporáneos no difieren esencialmente de opinión con Aristóteles sobre el objeto mismo de sus búsquedas, aunque su método se oponga en muchos puntos al intelectualismo aristótélico. Es así que para Bergson se trata, de superar la relatividad del conocimiento discursivo para conseguir por la intuición el absoluto mismo de lo real, de ir más allá del mecanismo aparente que nos muestra la ciencia, para tomar el impulso inicial de donde brota incesante toda realidad, y la espontaneidad creadora inmanente al ser.

B) Divisiones de la metafísica

La metafísica, decíamos, concebida de este modo es el estudio del ser. Pero el ser aparece en dos formas. Ser físico y ser moral; naturaleza y espíritu, cosas y pensamiento; mundo externo y mundo interior. De aquí surge una primera división de la ontología: por un lado la metafísica de la naturaleza o cosmología racional (problema de la naturaleza de la materia y de la vida); por otro, la metafísica del espíritu o psicología racional (problema de la naturaleza del espíritu). ¿Pero ambos aspectos del ser –materia y espíritu- no suponen un Ser absoluto del cual derivarían y en el cual hallarían su razón de existir, un Dios, causa primera y fin último de cuanto existe? he aquí el objeto de la teología racional con la que se clausura la metafísica.

II. EL PROBLEMA CRÍTICO

Si son esas las pretensiones de la metafísica, si ambiciona penetrar, por sobre las apariencias que el vivir diario nos ofrece, hasta el ser en sí, no puede contentarse para conseguir sus fines, con el conocimiento sensible ni siquiera, parece, con la experiencia científica; y es precisamente esto lo que significa el epíteto racional aplicado a la cosmología y a la psicología ontológicas. Apelará, pues necesariamente, a facultades superiores del espíritu humano –razón, o intuición suprasensible- merced a las cuales éste puede elevarse a lo absoluto. Desde este momento se plantea inevitablemente un problema; ¿existen tales facultades?, ¿es posible semejante conocimiento, distinto de la ciencia no solamente en grado sino en naturaleza?

A) El positivismo y la metafísica

1º) “EL ESTADO METAFÍSICO”. - El positivismo ha resuelto este problema pura y simplemente por la negativa. Se sabe que para Augusto Comte “el estado metafísico” sólo representa una etapa, actualmente superada, del pensamiento humano. Mera transición entre “el estado teológico” y el “estado positivo”, no es en el fondo más que “una sencilla modificación del primero”. Consiste en reemplazar la imaginación por la abstracción; los agentes sobrenaturales, por medio de los que el pensamiento teológico pretende explicar la naturaleza, por “entidades”, es decir, por abstracciones personificadas o por lo menos realizadas, tales como las “virtudes ocultas”, las “fuerzas vitales”, etc. Pero, igual que el teólogo, el metafísico pretende siempre penetrar “la íntima naturaleza de los seres, las causas primeras y finales de cuantos objetos lo sorprenden”, en una palabra, adquirir “conocimientos absolutos”. Solamente en “el tratado positivo” es en el que el espíritu humano reconoce la imposibilidad de conseguir semejantes conocimientos, y “renuncia a investigar el origen y destino del universo y a conocer las causas íntimas de los fenómenos” (Tours de philos. Positive, primera lección). Manifiesta que en adelante toda otra búsqueda que no sea la de las leyes, es decir, la de las relaciones invariables entre los fenómenos, será “inaccesible y vacua de sentido”, y establece en principio que “toda proposición no estrictamente reductible al mero enunciado de un hecho no puede ofrecer ningún sentido real e inteligible” (Cours, 58ª lección). El objeto de la metafísica es entoncesINCOGNOSCIBLE; como dirá Littré, es “un océano que viene a lamer nuestra playa, para el cual carecemos de barca y vela” (Prefacio de un discípulo a la segunda edición del Cours).

2º) DISCUSIÓN. (…)

a) Mucho más importante resulta observar en primer término que el positivismo tiene una concepción demasiado estrecha de la metafísica. El tipo del pensamiento metafísico está caracterizado para él por las entidades escolásticas y las explicaciones puramente verbales al modo de los médicos de Molière. Pero muchos metafísicos, y no de los menores, han asignado precisamente por fin a la metafísica el combatir contra este modo de pensamiento. (…)

b) Por su parte, y principalmente, el positivismo elude un problema fundamental. Funda su condena en la metafísica en una sencilla prueba de hecho: la ley de los tres estados. Pero no solamente es discutible esta prueba desde el propio punto de vista de los hechos, ya que, en definitiva, está muy lejos de haber desaparecido la especulación metafísica, y que es arbitrario no ver en ella, como lo hace Comte, nada más que una vulgar supervivencia. Mas aunque fuese verdadera, resultaría insuficiente. Si la metafísica ontológica es imposible, importa demostrar por qué lo es, mientras que la ciencia, al contrario, logra éxito. Tal demostración supone toda una crítica de la facultad de conocer. He ahí un problema que el positivismo ignoró completamente.

B) El criticismo kantiano.

Al contrario, es KANT, muy anterior a Augusto Comte, quien tiene el mérito de haber planteado nítidamente el problema crítico, y de haberlo convertido en centro de todas las investigaciones filosóficas: de ahí el nombre de criticismo dado a su sistema.

Para Kant, en la historia de la filosofía moderna se produjo un acontecimiento capital, que fue el ataque dirigido contra la metafísica por David Hume en su crítica de la noción de causa. Kant confiesa que esta crítica lo despertó de su “sueño dogmático” (Prolegómenos a toda metafísica futura, 11). Concibió entonces su idea de extender la búsqueda que Hume había circunscrito a la sola relación de causalidad y, puesto que la metafísica es un conocimiento que supera la experiencia, la de preguntarse cómo se puede establecer, de modo general, una ligazón a priori (es decir independientemente de la experiencia), entre los conceptos. “Determinar al fin plenamente y mediante principios universales la entera circunscripción de la razón pura, tanto respecto de sus límites como de su contenido” (ibid., 13) será, pues, en adelante el objeto esencial de la metafísica. Y como son estos principios a priori, estos principios de la razón pura, los que ya obran en la ciencia, posible gracias a ellos todo el problema del VALOR DEL CONOCIMIENTO, todo el PROBLEMA CRÍTICO, se halla planteado de esta manera: “La Crítica contiene, pues, y sólo ella en este caso, todo el plan bien examinado y probado, incluso todos los medios de ejecución en sí, según los cuales, una metafísica puede ser realizada como ciencia, sin que sea posible por otras vías o medios… La Crítica es, pues, a la metafísica escolástica ordinaria exactamente como la química a la alquimia o como la astronomía a la astrología”. (ibid., 228-229).

Por lo menos tenemos derecho a concluir que la crítica del conocimiento constituye la introducción, los “prolegómenos” indispensables a toda metafísica ontológica, y a sostener, por consiguiente, contra el positivismo que al menos existe el problema metafísico inevitable de saber si es posible la metafísica.

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