Quien con mirada clara y claro espíritu conoce las ciudades y el modo de pensar de muchos hombres, quien ha surcado mares lejanos y ha contemplado cosas extrañas, acaba por adquirir una mirada más penetrante y un espíritu más amplio: sus relaciones con las creencias y las costumbres de sus padres cambian imperceptiblemente y llegan a hacerse distintos de aquellos compatriotas que dejó en la patria y que no oyeron nunca sonidos extraños y nunca vieron otros pueblos. La profusión de nuevas experiencias nos sugiere comparaciones con la situación de la antigua patria y nos mueve a una consideración crítica de todo aquello que hasta entonces pareció valioso y honorable y que, por consiguiente, no había constituido problema alguno. Así también lo nuevo, que se le presenta en los círculos de la sociedad humana, le despierta un pensamiento independiente; libre del poder de las tradiciones y costumbres, madura más pronto de lo normal y comienza a andar libre y seguro su propio camino. Así este griego de las colonias se encuentra mucho más libre y sin prejuicios, ante la vida y el pensamiento, que sus compatriotas.
Jenófanes de Colofón
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